Historia de la mítica banda Argentina en nuestra ciudad.
Ya desde principios de los 70, varios de los integrantes de la mítica banda, mantenían una profunda vinculación con Villa Gesell, aún cuando algunos de ellos formaban parte de la comunidad “La Cofradía de la Flor Solar”, como Guillermo y Skay Beilinson, Ruben Lezcano, Ricardo ”Rocambole” Cohen y Carmen Castro (“la Negra Poli”, histórica manager de la banda) entre otros, sin haberse constituido todavía la formación de “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota”. El baterista de “La Cofradía…”, Rubén “Tzocneh” Lezcano, se establece definitivamente aquí a mediados del 70, como vecino residente de nuestra ciudad.
Una vinculación destacada entre la banda y nuestra ciudad, la marca el hecho de que el reconocido y jerarquizado músico geselino “Willy Crook”, lamentablemente fallecido, es parte integrante del grupo por un importante período, grabando junto a ellos los discos “Gulp!” y “Octubre”.
Los hermanos Beilinson visitaban nuestra ciudad ya desde los 70, realizando algunas esporádicas presentaciones musicales. La cercanía con la localidad de Valeria del Mar, donde se había establecido Carlos “El Indio” Solari, consolida la amistad, dando comienzo al proyecto entre éstos, que fue la formación de una de las bandas más influyentes, míticas y convocantes de nuestro país.
Se habla de al menos 3 presentaciones formales de “Los Redondos” en Villa Gesell, mucho antes de alcanzar cierta masividad aún en el circuito “under”. Uno de éstos shows fue ofrecido en las instalaciones del extinto boliche “Massachussetts”, ubicado en la planta alta de un edificio de Av. 3 y Paseo 114.
De aquellas presentaciones realizadas promediando los 80, una de ellas marcó un hito histórico ya que de la misma quedó un registro de audio de varios temas, grabados desde consola, que pueden escucharse por la plataforma You Tube, como una de las grabaciones piratas de la banda.
¡LOS REDONDITOS TOCANDO TRES NOCHES SEGUIDAS EN UNA PEÑA EN VILLA GESELL!!
Un testimonio protagonista da cuenta de la magnitud de la vinculación entre Villa Gesell y la mítica banda, y de cuán especial era tal relación.
En 1982 funcionaba en pleno centro de nuestra ciudad, una especie de "peña", un espacio donde se degustaban particularmente empanadas y locro, bajo una ambientación cálida y rústica, y en el cual quien lo quisiera podía tomar una guitarra y manifestarse musicalmente, en un clima netamente amigable e informal.
Mirta Olmelli junto a su esposo, era la responsable del establecimiento gastronómico llamado "La Chacha", ubicado en el Paseo 106 entre Av. 3 y Paseo 107, esa pequeña diagonal que continúa el Paseo Peatonal de 106 y en donde se emplaza la galería "Futura".
Al lugar solían concurrir artesanos que trabajaban las temporadas, con quienes tenian una relación amistosa. Algunos de ellos era gente vinculada a la comunidad artística llamada "La Codradía de la Flor Solar".
Durante los días de Semana Santa de ese año, y con motivo de festejarle el cumpleaños a uno de los artesanos, conocido como "Pelusa", se acercan a preguntar si podían cantar y tocar en el local para la celebración (consultaron debido a la circunstancia de Semana Santa), lo cual es aceptado sin ningún incoveniente. Los organizadores del festejo eran también artesanos y ambos vinculados a "La Cofradía". Uno de ellos conocido como "Samba", un gran y querido personaje (Fallecido hace unos años) que entre sus actividades estaban las de vendedor de libros usados en una feria de Plaza Italia en La Plata, con un cartel que rezaba "Los libros no tienen precio, deje lo que le parece". El otro organizador, también de La Cofradía, vendía remeras pintadas con aerosol justo en la esquina de 106 y 3. Era Ricardo Cohen, o "El Mono Cohen" o "Rocambole" como se lo conoce masivamente.
Entonces por la noche llegaron los invitados para el festejo. Entre ellos se encontraban Skay Beilinson, "La Negra Poli", "Semilla" Bucciarelli y Carlos "El Indio" Solari. y, en fin, "Los Redondos " casi a pleno. También fue de la partida un joven periodista llamado Enrique Symms.
En ese pequeño lugar, ante ocacionales clientes, los por entonces ignotos muchachos, tocaron sus temas., incorporando como baterista eventual a un joven residente en nuestra ciudad. Los dueños quedaron asombrados de semejante espectáculo y de esas raras pero encantadoras composiciones. Tal fue la buena onda establecida, que toda la banda continuó otras dos noches más acudiendo al local, tocando todo su repertorio en un clima festivo e informal.
"Cuando un, para mí, completamente desconocido "Indio" comenzó a cantar, serio, con pelo cortito y camisa hawaiana, yo no lo podía creeer!!!!!, era maravilloso!!!" sintetiza Mirta Olmelli, quien con el correr de los años, obviamente, conoció la inmensa popularidad de la banda, compartiendo con sus hijos una gran admiración por ellos, y atesorando para siempre en su memoria y en ,su corazón, semejante circunstancia histórica.